- En este deporte todos tenemos dos clases de ídolos: los que juegan para otros equipos y son grandes astros del balompié y los que nos inspiran con nuestros colores. Yo en el Celta tengo tres inolvidables ídolos, que son Iago Aspas, Aleksandr Mostovoi y el delantero bosnio Vladimir Gudelj.
Casi toda su carrera fue la gran referencia de ataque del R.C. Celta, goleador histórico donde los haya. Pasó de sobrevivir en Primera a competir por Europa, para luego terminar en Segunda con el Compostela.
A día de hoy, podemos verle cerca del verde, pues es el actual delegado de campo del equipo vigués. Muchos soñamos con que, en medio de un partido, se calce la celeste, salga al terreno de juego y vuelva a dedicarnos un gol.
- Quizás el suyo sea el cromo que más haya contemplado en mi vida, ya que su estancia en el Celta acaparó parte de mi infancia y adolescencia. Gudelj era nuestro "nueve" bosnio, un delantero sin igual.
"Vlado" nació el 27 de diciembre de 1966 en Trebinje (Bosnia y Herzegovina). Con el Velez de Mostar fue creciendo como el ariete goleador que era, un tanque de 1´85 con una fortaleza y control de esférico que le convertía en un jugador letal.
Con la guerra yugoslava en pleno curso, Gudelj aceptaría una oferta para jugar en España, lo que le llevaría a Vigo para fichar por un Celta que entonces se hallaba en Segunda División.
Sus inicios por Balaídos fueron estelares, siendo la gran referencia de ataque para Txetxu Rojo, quien compuso un equipo competitivo que rápidamente ascendió a la división de oro.
El atacante balcánico se comportó como un magnífico "cazagoles", con 27 dianas que le convirtieron en el máximo goleador de la categoría, en la que no volvería a competir hasta el tramo final de su carrera. Para entonces, su misión sería mantener al Celta en la élite a base de goles.
Gudelj se convertiría en el mayor ídolo de Balaídos, y eso que en el terreno de juego no estaba mal acompañado. Su primer año en la alta competición fue algo más tímido, con 7 dianas a su favor, aunque con algunas ausencias por culpa de las lesiones. Los siguientes años serían mejores.
En la temporada 93\94, el equipo vigués se quedaría a un paso de ganar la Copa del Rey. El ariete bosnio no estuvo inspirado en aquella final frente al Zaragoza, en la que Andoni Cedrún lo paró todo... menos su penalti, claro.
- Pese a aquella decepción copera, el punta balcánico no quiso marcharse del R.C. Celta, y eso que contó con muy buenas ofertas para intentar triunfar en otros equipos.
Pero Vlado Gudelj solo quiso triunfar por Vigo, siendo el delantero referencia del equipo hasta que su físico aguantó, viviendo grandes tardes de fútbol pero, sobre todo, siendo partícipe de ello. Justo cuando el club gallego se preparó para competir por Europa, Gudelj fue a menos.
Aún daría alguna alegría que otra para la afición celtista, dejando en Primera un total de 68 tantos en 195 partidos. Los dos años que le restaban de carrera los pasaría jugando en Segunda con el "Compos".
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