- Ídolo del celtismo, uno de sus grandes capitanes y fiel a los colores celestes. Toda su carrera se resolvió en el R.C. Celta de Vigo, a excepción de sus inicios con el C.D. Ourense y una cesión que cumplió en el Racing de Ferrol. Posteriormente, no tuvo otra casa que no fuera la de Balaídos.
Fueron dieciséis años en un mismo club, con el que tuvo que vivir sus descensos y ascensos, aunque la mayor parte de su trayectoria deportiva se cumplió en Primera División.
Vicente Álvarez es uno de los mejores centrocampistas que ha tenido el Celta, con 309 partidos vestido de celeste hasta que se retiró en 1996, ya para regentar sus propios negocios y estar a otras cosas.
- Como celtista que soy, el cromo de Vicente Álvarez Núñez fue sagrado para mi. Recuerdo cada cromo de este jugador que siempre se me pareció al bueno de Goose, uno de los personales principales de la película "Top Gun".
Vicente era un tipo con clase, buen conductor de balón y un centrocampista con galones como para dirigir un vestuario. Por algo llegó a capitanear al equipo celeste, aunque antes tuvo que formarse por su ciudad.
Nació en Ourense (España), el 30 de abril de 1960. Empezó jugando para el equipo de su ciudad, hasta que tuvo la oportunidad de fichar por un equipo que aspiraba a más que competir en la Tercera División a la que descendió el club de As Burgas en 1980. Entonces, Vicente Álvarez ficharía por el Celta de Vigo.
Tampoco andaba muy sobrado el equipo vigués por entonces, ya que tuvo que subir y bajar de categoría, viéndose en Segunda B hasta que el serbio Milorad Pavic hizo auténticos milagros para llevar a sus pupilos a Primera División.
Después de una cesión al Racing de Ferrol y duros años compitiendo en el segundo nivel para hacerse con la titularidad en el cuadro celeste, Vicente comenzaría a ser indiscutible con José María Maguregui, debutando en Primera en la campaña 1985\86.
Fue entonces cuando Vicente se convirtió en un miembro importante de la plantilla, compitiendo en Primera durante unos cuantos años y ejerciendo como uno de los líderes del vestuario.
Con Díaz Novoa se rozaron los puestos a Europa, pero la marcha de algunos futbolistas importantes como Baltazar irían debilitando a un Celta que volvería a Segunda en 1990. Por suerte, y gracias a la mano de Txetxu Rojo, la afición de Balaídos no tardaría en celebrar el retorno a la élite.
- Vicente sería aquel capitán que siempre se partiría la cara por el escudo de su Celta. Todos los años el mismo cromo, la misma camiseta y un compromiso para mantener al equipo en la alta competición.
Pero también hubo opción a ganar algo importante. En la temporada 93\94, el club gallego se quedó a un paso de levantar la Copa del Rey, pero un fuerte Zaragoza se cruzó en su camino en la final.
El mediocampista orensano no pudo ganar títulos con el equipo de su tierra, aunque sí se retiró vitoreado por su afición, después de dieciséis años honrando a un Celta sufridor. En Primera División, Vicente dejó unos registros de 194 partidos y 8 goles. Se retiró en 1996.
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