- El de las botas blancas, quien dio nombre al Coliseum de Getafe, un eterno suplente del Madrid que logró ser figura en el Real Betis Balompié, equipo con el que materializó la mayoría de sus goles.
Así como representó al Real Madrid, Alfonso fue otro de esos grandes cracks que se atrevieron también a vestir la camiseta del F.C. Barcelona, donde estuvo un par de temporadas.
En su época, no tantos futbolistas se atrevían a jugar en ligas extranjeras como ocurre hoy en día. Alfonsito tuvo su paso por la liga francesa, y allí jugó para el Olympique de Marsella. Fue campeón olímpico en Barcelona 92 e intervino en dos Eurocopas y un Mundial.
No tardaría en ingresar en la cantera del Real Madrid, y pronto destacaría con el Castilla para abrirse paso a la primera plantilla, que entonces era entrenada por el gran Alfredo Di Stéfano, quien sucedió a un John Toshack que había tenido un mal comienzo de la temporada 90\91.
Alfonso entraría en escena el 24 de febrero de 1991, en un partido en casa frente al Zaragoza. Fue titular y no marcó, pero en aquella victoriosa tarde se pudieron ver las maneras del debutante getafense, que celebró su primer triunfo con el primer equipo (2-0).
Para los goles habría que esperar al siguiente curso, en el que dejaría 3 dianas sirviendo siempre como suplente. Mientras, también su hermano Iván iba creciendo para alcanzar la profesionalidad.
Alfonso tuvo que acostumbrarse a ser el suplente de grandes arietes como Emilio Butragueño e Iván Zamorano, y eso le haría pensar en un futuro lejos del Santiago Bernabéu. Tras haber conseguido los primeros títulos de su carrera, el atacante madrileño se iría al Betis a mediados de los noventa.
Llegaría el momento de convertirse en una estrella. En el Benito Villamarín iba a tener la posibilidad de ser el líder de ataque junto a Finidi George, e incluso viviría los inicios de Joaquín Sánchez.
Su mejor campaña fue la 96\97, en la que obró 25 tantos para competir con los 34 del imparable Ronaldo Nazário, quien resultó ser el máximo goleador de la Liga Española. Y en los siguientes años -cuando se lo permitieron las lesiones-, Alfonso mantuvo un gran nivel.
Poco más de un año duró por el Nou Camp, sin poder hacer muchos goles y yéndose de vacío en cuanto a títulos. En enero de 2002, Alfonso Pérez pondría rumbo a Francia para probar fortuna en el Olympique de Marsella. Allí tuvo tiempo a marcar 4 dianas.
Volvería entonces al Real Betis, el club donde más querido se sintió y donde colgaría sus blancas botas en 2005. Se retiró a lo grande, celebrando el campeonato de la Copa del Rey con Serra Ferrer. En Primera División, Alfonso 307 partidos e hizo 84 objetivos.
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