- Hombre importante en la historia del Rayo Vallecano, uno de los profesionales que más partidos han disputado para la entidad madrileña, con casi trescientas apariciones a sus espaldas.
Durante nueve años jugó por Vallecas, en esa época denominada "Los años Yo-yo", en la que el equipo andaba entre Primera y Segunda División. Alcázar se perdió muy poco de aquello.
Procedente de equipos extremeños, llegó al máximo nivel para jugar en el Sporting de Gijón, donde también estuvo unos años. El tramo final de su carrera lo desarrolló en equipos de categorías más bajas, pasando por el C.D. Logroñés y Extremadura. Luego emprendió un camino como entrenador.
Pasó también por el Cacereño antes de irrumpir en los álbumes de los años noventa. Alcázar ficharía por el Sporting de Gijón, entonces gestionado por Txutxi Aranguren, con quien iba a tener sus primeras presencias por al alta categoría española.
El 3 de septiembre de 1989, el defensa madrileño jugaría su primer encuentro en el Santiago Bernabéu, ante un Real Madrid que en su feudo se impondría por 2-0.
Alcázar cumpliría con bastantes apariciones a lo largo de aquel curso 89\90, aunque no correría la misma suerte al año siguiente, ya con García Cuervo más asentado en el banquillo de El Molinón.
Recuperó el sitio con la llegada de Ciriaco Cano, formando en zaga con Abelardo, Luis Sierra y Muñiz, repartiéndose los minutos con otros, pero asegurándose un buen número de partidos en la élite y permaneciendo cuatro años en Gijón, todos ellos en Primera.
Aún le quedaba mucho camino por recorrer, y gran parte de ese camino sería como jugador del Rayo Vallecano, al que se incorporaría en la temporada 1993\94, cuando el equipo de la franja descendería al segundo nivel.
Pocas apariciones tuvo el defensor en su primer año como rayista, pero pronto se haría con el liderazgo en la zona defensiva, dispuesto a colaborar en el rápido retorno a la división de oro. Fue una etapa de ascensos y descensos, pero Alcázar siempre se mantuvo en la titularidad.
- Hasta nueve temporadas se mantuvo en el Rayo, considerado todo un ídolo por la afición y cumpliendo con un buen número de apariciones, hasta figurar como el quinto con más partidos en la historia del club.
Su largo caminar con el equipo madrileño tendría su fin en 2002, asegurando otra permanencia para afrontar los años finales de su carrera en otros niveles. Alcázar se iría al C.D. Logroñés.
Sus últimos partidos serían en la división de bronce, ya que no volvería a jugar en Primera, donde disputó 293 partidos e hizo 4 goles. También competiría en Segunda B con el Extremadura, donde aguantó un año más, antes de iniciar una nueva trayectoria como entrenador.
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