- Si hubo un cromo que me hizo siempre recordar, ese fue el de mi querido Javier Maté, el gran portero de mi infancia, quien durante años defendió los intereses de mi Celta. Tuve la suerte de volver a verle en acción hace poco, en el partido de leyendas del Centenario R.C. Celta. No pensé que pudiera emocionarme tanto al verle de nuevo bajo la portería.
Internacional con las secciones menores de la selección española, este guardameta contaba con una buena reputación cuando pertenecía al Real Madrid, con el que llegaría a debutar tras representar al Castilla.
Pasó por el Burgos C.F. antes de fichar por el equipo vigués, donde ya Maté pasaría el resto de su carrera para convertirse en uno de los grandes ídolos del celtismo. Con muchos partidos a sus espaldas, se jubiló en 1993.
- Exactamente fueron 163 partidos los que disputó en la máxima categoría del fútbol español, pero fueron aún más los que disfrutó con el Celta, en el que pasó doce años de su carrera. Ya retirado, Maté siguió trabajando para la entidad olívica ejerciendo diferentes funciones.
Cuando le vi en aquel partido de leyendas, fue inevitable recordar ciertas tardes de domingo y aquellos cromos que tantas veces contemplé, pues Maté siempre fue nuestro querido guardián de Balaídos, ese que ocupó nuestra hoja de equipo en los álbumes y durante años.
Javier Maté Berzal nació en la localidad segoviana de Aldealengua de Santa María (España), el 17 de octubre de 1957. Tras iniciarse en la Gimástica Arandina, pasaría a formar parte del Real Madrid.
A mediados de los setenta empezaría a entrenar con el Castilla, filial madridista para el que competiría durante tres temporadas, la última para compaginarla con el primer equipo madridista, dirigido por Luis Molowny.
Todavía estaba en activo García Remón y el segundo portero era el gallego Miguel Ángel y, aún así, Maté tendría la oportunidad de debutar en Liga con el primer equipo del Madrid. Sería en junio de 1979, en un partido en casa contra el Racing de Santander que acabaría con victoria blanca de 5-1.
Tendría también minutos en la triste final de Copa en la que el Valencia saldría ganador por 2-0. Maté entraría por el lesionado García Remón y encajaría un segundo tanto convertido por el argentino Mario Alberto Kempes.
Sin más posibilidades con el Real Madrid, el meta segoviano se marcharía al Burgos, con el que tuvo 14 apariciones en la división de oro. Aquella campaña 79\80 acabaría con el descenso a Segunda División, y Javier Maté seguiría por un año más en la entidad burgalesa, de donde se fue al R.C. Celta.
- También en la categoría de plata, el arquero segoviano ayudaría al cuadro gallego a obtener su anhelado ascenso al primer nivel, y en éste se repartiría los minutos con el mítico Joan Capó.
Pero lo más normal sería ver a Maté como el indiscutible dueño de la portería de Balaídos, siempre y cuando las lesiones no le apartaran de los terrenos de juego. Por lo demás, este ídolo céltico siempre fue indiscutible.
Disfrutó de cuatro ascensos con el Celta de Vigo, aunque también hubo días para llorar. Javier Maté pasaó doce temporadas en el club vigués, jugando 353 partidos con el escudo del Celta y siendo el inconfundible cromo de los niños de mi época. El gran Maté colgó sus guantes en 1993.
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