- Tuvo su iniciación con el Real Madrid C.F., pasando por las secciones juveniles antes de disputar su primer encuentro en Primera División. Como muchos, Juan Carlos Mandiá no lo tuvo fácil en la entidad blanca.
Fue por ello que fue probando en supervivientes de la categoría como el R.C.D. Espanyol y Celta. Con ambos clubes descendería a Segunda, pero lucharía por volver de nuevo a Primera con el equipo celtiña.
Mandiá también pudo ser cromo del Logroñés, al que llegó en 1993. En La Rioja pasó un par de campañas antes de afrontar otro fútbol, despidiéndose del alto nivel con otro descenso y para ir finiquitando su profesión de corto con clubes como el Toledo y Córdoba. Luego se preparó como entrenador.
- Jugaba como defensa central y tuvo cromos de todos los colores en sus años de fútbol. Trabajador nato de este deporte, Mandiá llegó a disputar en Primera un total de 88 encuentros, pero nunca pudo festejar goles.
Juan Carlos Mandiá Lorenzo nació en la localidad lucense de Alfoz (España), el 17 de enero de 1967. Su hermano Manuel también probó en este deporte, pero no pudo llegar tan lejos como el pequeño, que ya despuntaba siendo juvenil en la selección gallega.
Así fue descubierto por un ojeador del Real Madrid, quien le invitó a formar parte del club a principios de los ochenta.
Mandiá se trasladaría a la capital para representar a los equipos menores, llegando al Castilla en 1984. Estuvo un par de campañas compitiendo en la categoría de plata, hasta que el central gallego se vio con opciones de debutar como profesional.
Sería Leo Beenhakker quien le permitió debutar con el Madrid en Primera División. El 16 de abril de 1988, Mandiá jugaría en Balaídos contra el Celta, y en choque terminaría con empate sin goles.
No habría más oportunidades para el defensa lucense, quien de cara al curso 88\89 se marcharía cedido al Espanyol de Barcelona. Con este equipo jugaría 21 partidos en un mal año marcado por el descenso a Segunda División.
Lo mismo le iba a pasar por Vigo, ya que Mandiá volvería a su tierra para unirse al Celta de José Manuel Díaz Novoa. Una vez más, el zaguero tendría bastantes apariciones en una temporada que también derivó en descenso. Mandiá se que quedaría en el equipo vigués para ayudar en la vuelta al primer nivel.
- No sería fácil conseguir el objetivo del ascenso, pero Juan Carlos Mandiá acabaría siendo uno de los héroes que devolverían al Celta a la élite, algo que ocurrió en la campaña 1991\92.
Poco más jugaría de celeste, y el defensa gallego acabaría abandonando Galicia para aterrizar en La Rioja, donde se concretaría su traspaso al C.D. Logroñés, que también estaba compitiendo en la alta división.
Serían sus últimos años entre los más grandes, pues con el club de Las Gaunas lamentaría otra pérdida de categoría, y el de Alfoz no volvería a tener más cromos de Primera. Después representaría al Toledo en la división de plata, pasando tres años con un Córdoba con el que ascendió al mismo nivel.
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