- Su fichaje por el Real Madrid causó expectación en España, y yo diría que por todo el mundo. Cuando Robert Prosinecki llegó a nuestra Liga, todos sentimos curiosidad por ver su talento adaptado a otro tipo de fútbol.
Venía de hacer historia con el Estrella Roja, con el que fue campeón de Europa antes de aterrizar en la capital. Por desgracia, este centrocampista fue un jugador roto, y después uno de mis cromos rotos.
Le apodaron el "Jugador de Cristal" por sus constantes lesiones. Prosinecki trató de superar el trauma jugando para Oviedo y Sevilla, y aún representaría al eterno rival madridista: el Barça. Volvería a Croacia y aún lo intentaría por Bélgica, Inglaterra y Eslovenia, retirándose en el Savski Marof.
- Éste era un futbolista de mucha clase, un volante y clásico "10" que sabía mover el balón y creaba peligro constantemente. Era un gran lanzador, sobre todo a balón parado. Una falta a ejecutar por Prosinecki, era riesgo de gol.
De padres yugoslavos, Robert Prosinecki (Prosinečki) nació en Schwenningen (Alemania), el 12 de enero de 1969. Respetando sus raíces, decidió jugar para la extinta selección de Yugoslavia y la recién creada Croacia.
De pequeño jugó para el Stuttgarter Kickers, pero con diez años volvió a Yugoslavia e ingresó en el Dinamo de Zagreb. Ya profesional, ficharía por el Estrella Roja, y ahí comenzaría su imparable progresión.
Al lado de otros cracks como Darko Pancev o Dejan Savicevic, aquel mediocampista de cabellos claros sería todo un líder y ayudaría a que el equipo de Belgrado se proclamase campeón de la Champions en 1991. La clase del croata llamaría la atención de muchos clubes de alto standing.
El más caprichoso de todos fue Ramón Mendoza, quien ofreció todo lo que pudo por llevarse a la estrella balcánica al Madrid. Su fichaje se hizo en el verano de 1991, y la gente del Santiago Bernabéu ya se frotaba las manos.
Prosinecki fue dejando destellos de calidad desde el principio, debutando en la Liga Española el 31 de agosto de aquel año contra un Cádiz que, como local, perdería por 0-1. Por desgracia, el jugador empezaría pronto su calvario.
Muchos recordamos aquel clásico contra el Barça en el que madrileños y catalanes empatarían a uno. Televisado por el Plus, pudimos ver un buen gol del croata y vivir el inicio de su infortunio por España. En medio del partido, Prosinecki sentiría molestias musculares, mientras que el comentarista Carlos Martínez exclamaba: "¡Prosinecki se ha roto!".
- Y Prosinecki se rompería una y otra vez, saliendo de la disciplina blanca en 1994, con la sensación de haber fracasado. Se marcharía cedido al Real Oviedo, donde estuvo un año antes de recalar por el F.C. Barcelona.
Poco jugaría para el club azulgrana, perdiéndose los títulos del año siguiente para concluir su experiencia por la Liga Española con el Sevilla. Con el equipo andaluz descendido a Segunda, Prosinecki dejaría España con unas cifras de 21 goles en 124 partidos.
Intentó recuperarse en su país con el Croacia Zagreb y Hrvatski Dragovoljac, en Bélgica jugó para Standard de Lieja y en Inglaterra con el Portsmouth. Por la zona balcánica terminaría su actividad futbolística, con equipos como el Olimpija Ljubljana, NK Zagreb y Savski Marof.
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