- Un obrero sin sus herramientas no es nadie, así como un portero sin sus manos. Ese ejemplo se lo podemos aplicar al bueno de Vicente Villalba, a quien una lesión de mano le obligó a retirarse muy joven.
Aún así, este guardameta castellonense pudo llegar a Primera División, aunque antes labró sus inicios con el Vall de Uxó. Al Sevilla llega en 1983, después de coger mucha experiencia en Segunda B con el club de su tierra.
Con el equipo hispalense tuvo sus apariciones en la categoría de oro, pero siempre tuvo que lidiar con la papeleta de ser el portero de banquillo. Cinco años estuvo por Sevilla, abandonando la entidad andaluza para fichar por un Hércules C.F. con el que forzosamente tuvo que retirarse del fútbol.
En lo deportivo, hay que decir que Vicente Fonfría Villalba fue un buen especialista bajo palos que no tuvo suerte en su carrera, siempre eclipsado por otros grandes cancerberos que le impidieron cumplir con más apariciones en la alta competición como sevillista.
El 4 de julio de 1962 nació en Alfondeguilla, una localidad castellonense (España). Desconozco sus primeros pasos en los equipos de barrio para los que haya jugado, sabiendo que su fama comenzó a subir con la U.D. Vall de Uxó.
Con el equipo de la Plana Baja conocería la Segunda División B, interviniendo en escasos partidos durante la campaña 1979\80. Poco a poco fue ganándose la titularidad, aunque justo coincidiría con el descenso del equipo, en el ejercicio 81\82. Entonces abandonó Vall de Uxó.
Tuvo la suerte de fichar por el Sevilla F.C., aunque parece que tuvo que jugar para el juvenil durante un tiempo. Por méritos propios, el guardián castellonense conseguiría tener sus primeras oportunidades con el plantel profesional, que estaba gestionado por Manolo Cardo.
Ya en la campaña 83\84, Villalba aparecería en las convocatorias del primer equipo, aunque su debut oficial tuvo que aguardar ante la presencia de excelentes porteros como Paco Buyo y su tocayo Paco Ruiz.
Villalba acabaría teniendo sus minutos con los mayores, y esto ocurriría en febrero de 1985. En el Sánchez Pizjuán, el joven castellonense sería titular frente a Osasuna, que a domicilio vencería por 1-2.
- En la temporada 87\88 fue cuanto mayor protagonismo tuvo. De aquella época se recuerda la aciaga tarde que tuvo en La Romareda, donde el cuadro hispalense perdió por 8-1 frente a un competitivo Zaragoza.
Pero Vicente Villalba también supo ser un héroe, cubriendo la portería sevillista en todo un Nou Camp, donde su equipo sacó una importante victoria por 1-2 contra el Barça de Terry Venables. Fue un día épico.
Acostumbrado al rol de portero suplente, Villalba terminó su etapa por Sevilla y su participación por el primer nivel, en el que llegó a jugar 22 partidos, mas los 8 que tuvo en Copa. A finales de los ochenta finaliza su carrera con el Hércules de Alicante, y todo por culpa de una lesión.
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