- En 1996, la directiva del Sevilla F.C. fichó dos futbolistas griegos: Vasilis Tsartas y Petros Marinakis. Como suele ocurrir, siempre hay uno al que le va mejor y otro al que le va peor y, en esta caso, Marinakis salió perdiendo.
No le fue bien por Híspalis, teniendo una temporada en la que jugó muy pocos partidos sin llegar a convencer al público del Sánchez Pizjuán. Poco le duró la aventura a este centrocampista heleno.
Venía de hacerlo muy bien en el Olympiacos y OFI Creta, e incluso había llegado a debutar como internacional con su selección. Sin embargo, siempre será considerado como uno de los grandes fiascos de la Liga Española.
No tenemos claro si Marinakis había pasado una mala noche o había llegado un poco tarde a la sesión de fotos. El caso es que parece que estamos viendo la foto de un tipo con mucha calle y mala vida... prefiero ahorrarme otros comentarios.
De modo que, si por algo nos pudo marcar, fue por aquellos míticos cromos de los noventa, porque del juego no hay mucho que destacar. Petros Marinakis (Πέτρος Μαρινάκης) era un centrocampista de corte defensivo que poseía una calidad escondida o debió dejársela en el vuelo hacia España.
Nació el 16 de diciembre de 1968 en Heraklion (Grecia). En su ciudad natal destacó con el OFI Creta, de donde pasaría a formar parte de uno de los gigantes de la liga griega como el Olympiacos.
Marinakis jugaría un par de temporadas por El Pireo, de donde saldría para recalar en un Sevilla en el que coincidiría con su compatriota Tsartas, así como con otros grandes de nuestro fútbol como José Mari, Salva Ballesta, Onésimo o el croata Robert Prosinecki.
Con José Antonio Camacho debutaría en la Liga Española. El 1 de septiembre de 1996, Marinakis sería titular en la visita a San Sebastián, contra la Real Sociedad. Los vascos se impondrían por 1-0, y poco se pudo apreciar del mediocampista griego, que sería sustituido en el descanso.
Poco más iba a poder verse de este jugador que tan solo iba a contar con una decena de actuaciones más en la Liga Española, en la que llegó a recibir más críticas que otra cosa.
- Tampoco ayudó mucho la mala viabilidad del equipo, pues el Sevilla acabaría descendiendo a Segunda para sorpresa de todos. Ni siquiera Carlos Bilardo pudo salvar un año que olía a drama del bueno.
Todos nos tuvimos que conformar con seguir mirando los cromos de Petros Marinakis, ese jugador que tenia más pinta de triunfar en el cine kinki que en el mundo del balompié. Al menos, por España no le fue nada bien, y dejaría la entidad sevillista al término de aquel curso 96\97.
El centrocampista regresaría a su país para seguir jugando en el OFI Creta, donde sí pudo volver a ser el mismo. También jugaría para el Ethnikos Asteras, pero acabaría retirándose en su ciudad, en el año 2001.
No hay comentarios:
Publicar un comentario