- Las generaciones más nuevas no tendrán dificultades para recordar a Ángel Lafita, quien hasta no hace mucho estaba en activo. Al igual que su padre, jugó para el Real Zaragoza, y será nuestro protagonista en esta entrada, como aquel cromo que coleccionamos a principios de los ochenta.
Juan Ángel Lafita Garrido salió de las secciones juveniles del club maño y así se dio a conocer por la categoría máxima del fútbol español. Tuvo una cesión al Huesca y retornó para seguir sumando en Primera.
Poco más iba a poder jugar con el equipo zaragozano, en el que se mantuvo hasta marcharse al C.D. Castellón. El resto de su carrera se resolvió con el Endesa Andorra, donde Lafita estuvo unos cuantos años.
Algún día tocará observar el cromo de su hijo, que llegó a mis manos como descarte de "repe" de un amigo que le gusta seguir coleccionando. Yo suelo comprar sobres muy de vez en cuando, para no perder costumbres.
Además de Ángel, también tuvo otro hijo que se dedicó al fútbol, aunque Nacho no fue tan conocido. El ejemplo lo dio Juan, el cabeza de familia, quien empezó a tomarse en serio el deporte en su llegada al Real Zaragoza.
Este centrocampista nació en Barcelona (España), el 12 de septiembre de 1958. No sé en que equipos pudo empezar Lafita, que acabaría jugando para el filial zaragocista antes de llegar la década de los ochenta.
Estaba al mando de la escuadra aragonesa el mítico Vujadin Boskov, quien le iba a permitir tener sus primeros minutos como profesional, después de haber destacado en las filas del Deportivo Aragón.
En la Romareda, Lafita iba a contar con tiempo de juego en una visita del Celta de Vigo, el 10 de septiembre de 1978. El Zaragoza se impondría sufriendo ante el equipo gallego (2-1) y el debutante contaría con poco más de cinco minutos en aquella cita liguera.
Tuvo más oportunidades en aquella campaña, interviniendo en duelos de Liga y Copa del Rey. En ésta se estrenó como goleador a lo grande, registrando un doblete en una goleada por 5-2 contra el Cádiz.
Lafita se había ganado un sitio en la primera plantilla del Zaragoza, incluso parecía que apuntaba a ser una futura estrella en La Romareda. Con la llegada de Manolo Villanova, el jugador siguió teniendo sus apariciones, aunque no conseguiría ganarse un puesto como titular.
Para no perder la progresión, el medio barcelonés se marcharía cedido a un club cercano. Con la S.D. Huesca competiría en Segunda B durante el ejercicio 1980\81, haciendo 12 dianas que corroborarían su gran estado de forma.
- Volvería esperanzado al Real Zaragoza, con el que seguiría teniendo oportunidades en Primera División. Con el neerlandés Leo Beenhakker cumpliría sus últimos encuentros como zaragocista.
Durante la campaña 82\83, Lafita no tendría más minutos oficiales, cerrando su experiencia por el máximo nivel con 19 partidos, aunque ningún gol. El final de su estancia en Zaragoza estaba más que anunciado.
Le perderíamos de vista en las colecciones. Lafita jugaría otro tipo de fútbol tras su salida de la entidad aragonesa. En 1983 se uniría al C.D. Castellón, que se hallaba compitiendo en Segunda por entonces. El papel del barcelonés iría mermando dentro del equipo "orellut".
Y poco más queda por decir de Juan Lafita, que terminó su contrato con el club de Castalia para irse al Endesa Andorra. En este equipo jugaría durante el resto de su actividad deportiva, retirándose en 1993.
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