- Y cruzamos caminos con nuestro anterior protagonista, y es que Gallart terminó su carrera casi al mismo tiempo que José Antonio Casajús. Ambos coincidieron en el Centre d'Esports Sabadell, justo cuando estaban terminando con sus respectivas carreras. Este defensor catalán colgó las botas un año después.
Así como Casajús fue un jugador que pasó casi toda su carrera en el Real Zaragoza, lo mismo se puede decir de su homólogo, quien pasó siete temporadas con el primer equipo del Espanyol de Barcelona.
Éste sí llegaría a ser un miembro importante de la plantilla "perica", o al menos durante unas campañas. La gran diferencia es que Gallart nunca tuvo la suerte de poder alzar títulos a lo largo de su trayectoria deportiva.
Es una estampa muy de mi infancia, ese coleccionable que me trae recuerdos de mi inicial pasión por el fútbol, aunque yo era más de coleccionar los cromos de mi Celta. Raras veces llegué a completar un álbum.
Pero recuerdo perfectamente la imagen de Gallart, ese defensa central que nació el 2 de octubre de 1961 en la localidad barcelonesa de Molins de Rei (España).
Pero antes de entrar a formar parte del R.C.D. Espanyol, Gallart se inició jugando para el Badalona, para el que estuvo compitiendo a nivel amateur. Fue en este equipo donde sería descubierto por directivos del club españolista.
Directamente entraría en la primera plantilla blanquiazul, dirigida entonces por el vasco José María Maguregui. Bajo palos estaba el mítico arquero Thomas N'Kono, respaldado por otros buenos profesionales como Manuel Zúñiga, John Lauridsen y Orlando Giménez.
Gallart debutaría en Primera el 12 de diciembre de 1982, saliendo como titular en Atotxa para medirse a a la Real Sociedad. Cumpliendo el joven a la perfección, su equipo acabaría venciendo por 0-2.
Maguregui le utilizaría en 18 ocasiones en sus primeros años como jugador "perico", algo que cambiaría con la llegada de entrenadores como el yugoslavo Milorad Pavic y Xabier Azkargorta. Entonces, el defensor catalán tendría que conformarse con esporádicas apariciones.
- Al menos, su rostro ya se había popularizado entre los cromos de la época, y poco tardaría en recuperar protagonismo en el Espanyol, llegando incluso a hacerse con la titularidad en los próximos años.
Azkargorta acabaría dándole más minutos, y sería su paisano Javier Clemente quien le concedería galones para fortalecer la defensa. Durante al menos tres años, Gallart pudo ser un fijo en la zaga del equipo barcelonés.
Hasta finales de los ochenta, Josep María Gallart siguió quemando etapas en la categoría máxima, hasta que el club decidió prescindir de sus servicios. Fue entonces cuando el central catalán aprovechó para marcharse al Sabadell, donde coincidiría con el zaragozano Casajús.
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