- Algunos solo pudimos ver al Lleida en Primera en una ocasión, ya que la última vez que el club catalán estuvo en la categoría máxima, muchos ni habíamos nacido. Por eso esta clase de cromos son tan especiales.
Son los viejos adhesivos de la campaña 93\94, que es cuando el equipo ilerdense nos presentó a unos cuantos futbolistas, como es el caso de Miguel Rubio, un centrocampista que fue capitán de los "Blaus".
Y es que Rubio solamente representó a la U.E. Lleida en toda su carrera futbolística, poniendo fin a la misma en 1996, después de toda una vida por Camp d'Esports. Ya retirado, ejerció una nueva profesión como entrenador en la que también pudo trabajar para el club ilerdense.
Este jugador era como el alma del equipo en el medio del campo, un jugador de sacrificio con buena distribución del juego. Era todo un líder de vestuario, una gran leyenda de la entidad catalana.
Rubio nació el 31 de agosto de 1961 en Cuenca (España).
Aunque es manchego, todas sus posibilidades para ser futbolista pasaron por unirse a la Unió Esportiva Lleida. En el seno de este club se fue formando hasta tener opciones de llegar al primer equipo a prinicipios de los ochenta.
En 1982 empezaría a contar para el técnico Roberto Álvarez, quien le iba a conceder sus primeras oportunidades en Segunda División B. Se estrenó en la duodécima jornada del campeonato 82\83, en un choque frente al Compostela que se ganó a domicilio, por 0-1.
Rubio se quedaría en la primera plantilla y empezaría a jugar bastantes partidos. En los siguientes años, el Lleida competiría en la categoría de bronce, hasta que se ascendió a Segunda en 1987.
Por aquellos años, el cuadro catalán viviría prácticamente de todo, con diferentes entrenadores y muchos jugadores que jugarían al lado de nuestro protagonista, que ya estaba madurando como deportista.
Después de dos años en el segundo nivel, el mediocampista conquense sufriría un descenso a Segunda B, pero pronto se pondría los galones para dirigir a su equipo a la división de plata, la que ésta vez abandonaría para jugar en Primera con Mané Esnal en el banquillo.
El manchego debutaría en Primera el 5 de septiembre de 1993. Como titular, saltaría al Heliodoro Rodríguez, donde la escuadra ilerdense se mediría al C.D. Tenerife. En un soso encuentro, el cuadro canario se impondría por 1-0 en aquella inauguración de la máxima competición.
Costaría mucho ver una victoria de los "Ilerdes" en su retorno a la élite, y tampoco iba a ser fácil el resto del curso. Nadie podría remediar el descenso del Lleida en la campaña 93\94, la segunda que vivió en toda su historia el equipo catalán. Por su parte, Rubio ya no volvería a jugar en el nivel superior.
De esta forma, el centrocampista cerraría su participación en Primera División con 35 partidos y los 3 tantos que le hizo a equipos como la Real Sociedad, Real Oviedo y Valencia. Desde luego, el veterano manchego fue uno de los mejores de aquel Lleida de Primera.
Miguel Rubio siguió por Camp d'Esports durante dos años más, concursando en el segundo nivel hasta colgar las botas en 1996. Al año siguiente se haría cargo del plantel ilerdense comenzando su trayectoria como técnico.
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